lunes, 23 de septiembre de 2013

Amor perdido. Buenos Aires

Hoy, encuentro en mi nuevo destino,
lo que ya otros hombres encontraron. ...
Grandes pasadizos, negruras y luces.

Confieso estar viviendo en plenitud,
cuando entrechoco aromas y vertientes
y, sin embargo, lo sé, para comenzar,
debo arrancar de cuajo todas las raíces
y no puedo, albergo en mi ser temores,
de soledad, de pequeños amores, falsos.

Vuelo, empecinadamente, por grandes cielos.
Repto, empecinadamente, por las alcantarillas.
Alcanzo de mi saber lo más puro y no basta.

Amo, claramente, mi ser entre montañas,
atesorado de máscaras y últimos misterios,
me decreto: soldado de lo que no se nota.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

Amor perdido. Buenos Aires - VI


Viajar, hablar, deseos fuertes de la infancia,
rubicunda voz, en el propio centro de las células,...
fiera descarrilada, definitivamente, me humanizo.

Cuando desconfío, rastreo mi propio rastro.
Hay un animal en mí, que vuelve siempre.
Una voz que de noche nunca se detiene,
me lleva de la mano contra las montañas,
contra los pequeños, búhos del terror.

Busco una palabra plena para el corazón de la bestia feroz.
Ajada cruz, sobre los hombros del que no se anima a vivir.

Rompo contra mi propio cuerpo el ábaco, dejo de contar.
Me sumerjo en una ansia frenética por vivir, amar, hablar,
seguir, aunque nadie lo quiera, descarrilando mi destino.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

miércoles, 18 de septiembre de 2013

LLEGUÉ EN PLENO INVIERNO


Llegué en pleno invierno y entre tus piernas
acurrucado tiernamente entrecerré mis ojos,
nunca hubo completa oscuridad ni lamentos.

Al principio me alumbraba el olor de la luz,
tus carnes hacían fuego de cada amanecer,
tus pechos encendidos, cánticos de la guerra,
crujían como maderos en profunda, alta mar....

Todo fuego era luz, tus ojos contra el tiempo.
Intenté rasgar con mis palabras más bellas
tu terquedad marítima, tus torrentes de luz,
intenté introducirme en tu belleza anfibia.

Y no es que no lo hallamos conseguido nunca,
después de tanta llama, tanto volcán perdido,
la luz, perfecta entre tus piernas, no dejaba señal.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

martes, 17 de septiembre de 2013

Querida:


 Me tocó la nieve en las espaldas,
una palmada alegre cariñosa,
me sentí acariciado por mi madre,
fui feliz.

La nieve me tocó el corazón.

Anochece y del día,
sólo me queda el recuerdo de la bruma.
Así de frágil fue todo esta mañana:
nieve y carmín.

Deletreamos con cuidado cada uno su nombre:

Yo soy la Blanca Nieve de tus sueños.
La pétrea belleza del cristal.
marina alondra de los valles.
amiga de la tristeza de la muerte.

Yo tuve ganas de decirle:
Soy el poeta, el grande,
el creador de la palabra Mujer
y no le dije nada.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987

sábado, 14 de septiembre de 2013

DAME TU PAN

Dame tu pan y mi alegría
era ser tu pan.
Dame tu leche y mi alegría...
era darte mi leche.
Dame tu carne y mi alegría
era darte mi cuerpo.
Dame tu sangre
y tuvimos hijos.
Dame tu pensamiento
y te pensaba.
Dame tu alma
y yo te contaba mis sueños.
Dame tu pan
tu libertad
tu pensamiento
y yo te dedicaba poesías.

Dame tu leche amor
dame tu leche y mi alegría
era darte mi carne y mi sangre
y te contaba mis sueños.

Dame tu placer
y yo te pedía tu libertad.
Dame mi libertad y yo
te preguntaba por el placer.

Dame tu ser tu propio ser
el verdadero y yo
me puse en cuatro patas.
Dame tu yo
ese que no te sirve para nada.
Entonces yo te dije
amor mío
devuélvemelo todo
yo no puedo.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

domingo, 8 de septiembre de 2013

Del libro "Monólogo entre la vaca y el moribundo" de Miguel Oscar Menassa

XXXI
 
¿Con quién hace el amor un hombre que vive encadenado?
¿Cómo puede escribir un poema un hombre que no conoce la libertad?
Y así, seguiría haciéndome preguntas hasta el amanecer, sin conseguir salir de la impotencia.
Me consuelo diciéndome que soy un hombre capaz de contener cualquier locura, cualquier amor entre mis letras.
-Muhuhhu..., dijo la vaca.

LA GUERRA SIEMPRE ME PARECE SUC...IA, ASQUEROSA, ESTÚPIDA.
Los amos ingleses detienen la matanza, dicen, con los objetivos cumplidos.
Andá a saber cómo se llama eso. Andá a saber.
En la guerra, Dios no puede protegernos. Tengo mucho frío en los pies, como en la guerra, como en la muerte.
Estuvimos ejemplares, dicen los amos. Nuestros aviones invisibles lo han destruido todo, sin encontrar ninguna resistencia, en 48 horas.
Basta Menassa, esta vez te equivocaste con tu NO a la guerra.
La guerra existe y te la meterán por el culo.

LA GUERRA NO EXISTE. AUNQUE LO DESTRUYAN TODO. LA GUERRA NO EXISTE. IGUAL SEGUIRÁ HABIENDO PIOJOSOS. HABRÁ QUE HACER OTRA GUERRA Y OTRA Y OTRA... Y OTRA.

MÁS ALLÁ DE LA MATANZA, ME IMAGINO, HABRÁ MISERIA PARA LA MAYORÍA.
Haberse equivocado una vez más, traerá consecuencias nefastas para la humanidad.
No habrá ni siquiera caos. El nuevo orden será:
Ningún tipo de orden será posible sino el de las armas. Como cuando los blancos hicieron esclavos a los negros o cuando los españoles conquistaron a los indios.
Después de esta matanza, donde los poderosos hombres de habla inglesa dispararon contra las instituciones que ellos mismos crearon, nadie podrá pensar nada en, por lo menos, tres décadas.
-Algún poeta vivirá para poder decir algo y algo dirá, pero el resto será todo confusión, todo oscuridad, dijo la vaca, estremecida.
Volveremos a formas antiguas de convivencia y la revolución femenina sufrirá un atraso de un siglo (cien años).
El gigante de habla inglesa, enloquecido en su impotencia, lo destruye todo para que nadie pueda aprovecharse de lo construido hasta el momento. ¿Qué otra cosa es la guerra?
-Muhuhuhuhu...