sábado, 31 de mayo de 2014

ELLA


Era septiembre en la ciudad
y nosotros, hacia el amor, crecíamos
apresuradamente.
Anclar no había sido nada fácil.
Tu cuerpo conservaba inalterable
su piel oscurecida a causa de los vientos
y de los peces comidos bajo el sol.
Extendida
tenía tu piel
la longitud de mi mirada.
Como un presagio
o como algo todavía más terrible que un presagio
recogías tu piel
como se recogen algunas redes marineras
con los movimientos precisos
los gritos necesarios.
Lo único desmedido
tus ojos desorbitados por el placer.
Tu mirada de loca.
Miguel Oscar Menassa
De "Yo pecador", 1975

jueves, 29 de mayo de 2014

Amor perdido. Los indios - IV


Aplastado por el hambre crecí profundo,
llegué a tocar, en el centro de la tierra,
en el borde, exacto, de la vida plena,
el fuego máximo, los calores extremos.

Fui expulsado del centro mismo de la tierra,
por ambiciones de mineros y comerciantes....
Las aguas me llevaron hasta donde el océano,
se repliega, sobre sí mismo, para ser el amor.

En esa negra profundidad turbulenta,
donde no había, una cúspide posible,
de la perfecta roca surgió mi cuerpo.

Pescadores y gobernantes me expulsaron del mar.
Y, aún, fuego volcánico, tierra, agua desesperada,
vuelo, ahora, perfilándome viento, letra futura.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

martes, 20 de mayo de 2014

Este año quiero comenzar el año
brindando y no escribiendo
como todos los años anteriores.

Brindo por la revolución
porque nací en su tiempo
y por ser éste el tiempo de la furia
brindo por el amor a la revolución
y en ese amor
bebo la sangre y, también,
bebo la poesía de la revolución.
Levanto mi copa cual estandarte
para brindar por la mujer
porque Ella es de la revolución
su poesía.
Brindo por el hombre que no podré ser.
Tiro el contenido de mi copa
a la tierra
y brindo con los muertos.
En mi copa vacía penetran
los espíritus burlones
y poéticos de la noche,
y yo me los bebo
no sólo para divertirme
sino también,
para brindar contra la muerte.
Oscuridad para las luces
que huyen de mi cuerpo
violencia de claveles afiebrados.
Me detengo en la mirada de los amigos
para llenar mi copa con este verso.
Arranco de la espesura de la mañana
palpitantes estrofas.
Dejo caer sobre mi cuerpo
vertiente iluminada,
licores y sueños.
Unto mi cuerpo con babas perfumadas,
pólvoras humedecidas por el llanto,
olores de una revolución asesinada
y brindo por mi Patria.
En el intento
de universalizar mi canto
pongo sobre mi cuerpo
las sedas del ocaso
terráqueo sin medida
palabra rota
descuartizado ser
hacia el espacio
brindo por mí.
Delicado y fugaz
me parto en tus entrañas,
como el cristal del tiempo
como el cristal que suena
en la garganta cósmica
canción del Universo.
Hago de las astillas una flor,
dejo que los más pequeños,
rompan la flor entre sus manos
y arrojen al viento
las partes más bellas de la flor.
Caballero de la poesía
monto en pelo
a lo indio
una yegua con alas.
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

domingo, 18 de mayo de 2014

POEMA BODAS


  15 DE JULIO DE 1994- 15 DE JULIO DE 1969

Después de veinticinco años, aún, te amo,
en el borde mismo de un futuro imposible.
Hemos sentido, juntos, el sublime delirio,
de vivir siempre, en libertad, enamorados
y fuimos atravesando, casi sin aliento,
el corte brusco, inesperado, de la muerte.
...
Y, sin embargo, aquí estamos, una vez más,
valientes y, al mismo tiempo, temerosos,
con el ansia infinita o eterna de comenzar,
a pesar del profundo dolor irremediable,
una nueva, esperanzada, abierta vida.

Por eso, por haber vivido a tu lado,
lleno de amor, en plena libertad,
es que quisiera proponerte amada,
en un enjambre de luz, deseo ardiente,
arremeter contra el tiránico dolor,
que quiere consumirnos y, como antaño,
amar de los amores la cuantiosa belleza,
sumergirnos, sin más, en nuestras carnes,
insondables delicias de lejanos misterios
y dejar que la vida venga a estar con nosotros
y nuestros más amados desde lejanas soledades,
infinitos vacíos negros en el espacio, amarán,
tiernamente, con alegría, nuestros nuevos amores.

Ahora, también, y lo deseo, voy a cantarte,
como se cantan los hechos fuertes de la vida.
Como esos sencillos terremotos que, sin saber,
contienen la inmensidad, el ruido de lo eterno.
Como la brisa del otoño, casi sin darse cuenta,
rompe el preludio de los arrebatos veraniegos.
Como aquel tango que se bailó sólo una vez
o la orquesta maravillosa que sólo fue silencio.

Hoy quiero cantar como se cantan los himnos en la guerra,
por esas duras, sempiternas batallas que nunca sostuvimos.
Por todos los amores que no fueron, por las vidas quebradas,
por nuestra infinita, sana, soberbia de abrazarnos al fracaso,
para poder seguir viviendo juntos,
para poder seguir mirándonos, vivos, erguidos,
altaneros por haber sobrevivido todo mal, por haber mirado,
frente a frente los espectaculares cataclismos:
un siglo envenenado, la muerte tirada, sin más, en nuestro lecho
y nosotros, después de todo llanto, entre el dolor desesperado,
decíamos palabras, caminábamos de un lado para otro,
esperando, sabiendo de antemano
que nuestro gran amor vencería a la muerte.

Es por eso que hoy, quiero cantar con fuerza,
con una voz de hierro, una canción,
que llegue hasta los mismos confines de todo el universo,
para que nunca más nadie pueda confundirse
cuando se hable del amor.
Amor, el nuestro,
que se levanta aunque ya nadie pueda soportarlo,
sobre todo dolor, toda penuria, todo fracaso,
que vuela como el aire,
que se estremece como las grandes cumbres,
como las altas cordilleras,
cuando lloran por la caída, estrepitosa, del mundo
y siguen en pie.
Mares, océanos delirantes salidos de su curso,
arrasando ciudades y muchedumbres
y luego, mansamente, como si nada hubiera pasado,
vuelven a su curso y trasladan,
de continente a continente, los lazos eternos del amor.
Hoy quiero cantarte
con la fuerza titánica del odio, siempre, contenido,
fuimos, somos aún,
esos soldados increíbles que cuentan las historias,
esos pequeños soldados de leyenda
que han sobrevivido a toda guerra.
Esos corazones ardientes que van por el mundo,
recordándole al Hombre,
que a pesar de todo dolor profundo, toda nieve,
toda catástrofe total,
el amor, nuestro infinito amor,
sigue en su trono abierto al universo.

Que siempre hay una carne que no muere,
que siempre hay una palabra que aunque nadie pronuncie,
siempre está allí, resucitando los amores.

Siempre habrá con nosotros,
una palabra fuerte que hará posible el canto,
un canto poderoso que hará posible el amor,
un amor lúcido, estremecido, el nuestro,
que aunque no quede mundo para poder contarlo,
nos hará vivir.

Miguel Oscar Menassa
De "Amores perdidos", 1995

jueves, 15 de mayo de 2014

SINIESTRO FUE EL AMOR QUE ME TUVISTE


Siniestro fue el amor que me tuviste.

Querida, lo recuerdo,...
eras como un tambor enloquecido
golpeando sin piedad, llamando a la muerte.


Mi amor fue todo lo que pude con mi canto.

Hoy ensayo para ti, acústica serpiente enamorada,
una voz gutural, ardiente, una voz poco común:

le di, le di con un martillo
le di, con intención de darle.

Apreté su cabeza, su corazón,
sus ilusiones entre palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "Al sur de Europa", 2002

martes, 13 de mayo de 2014

SIN BUSCAR SENTIDOS



Sin buscar sentidos
sin buscar sentidos
a veces
no se puede vivir.


Buitre acostumbrado
a la carroña
vuelo sin olfato
perdiendo el rumbo.


Lumínico vientre
jugos
como vertientes de arrebato
contra los ojos mal-heridos,
desvariados.


La soledad
me tiende sus redes de brocato.


Me repito
un hombre solo no es un hombre
un hombre solo no es un hombre
y abro la boca hambriento
sin saber ¿Porqué?
me toca este camino.


Soñador
acostumbrado a vivir
empecinadamente la poesía
amo en general los silencios,
las brusquedades
los silencios.


Entendido en catástrofes
nazco
entre lo que se desmorona.


Piedras
antílopes caídos,
tigres
como llamas de seda.
Llamas
piedras
y entre los desperdicios
siempre encuentro una flor.
Una simple delicadeza
para el alma.


Volando entre galaxias
de nuevos pensamientos
mi vida
se llenó de malos pasos. 


Normal. Normal
eso no pude nunca.


Soy una promesa
y el diente
posterior de la nada.
La poderosa serpiente
que le da vida a Dios.


Veneno y fe.
Veneno y fe
y azúcares
y olores
de azúcares quemados
y corales
y negruras
y tiempo de paz.


Los hombres van y vienen
recuerdan y olvidan.


Panes y recuerdos
me repito a cada instante
panes y recuerdos
tuvimos todos.


Cuando partí de mi ciudad
lo sabía todo y lo olvidé
lo sabía todo y lo olvidé.


Viajo sin rumbo porque olvidé
el destino del hombre.


Tanta muerte y tanta locura.

Tanta soledad.
Mejor viajar sin rumbo
mejor detenerse
donde nadie se detiene
cielo hay
en todas direcciones.


Fui un perro, lo sé,
buscando en la basura
un pedazo de carne
y sin embargo
extranjero y feliz
quiero para mí
lo que me corresponda.


Orgulloso de mis defectos
soy un pavo real
sorprendido por sus colores.


Hasta aquí
amante
de las virtudes de los otros
quedé sensible al asco.


Picoteo todo
buscando el sabor deseado
y el sabor deseado
está en mí.
Normal. Normal
eso no pude nunca.


Alcanzo
las primeras arenas
a fuerza de coraje
no huyo del mar
lo abandono.
Incendio el mar.
Abro caminos
en los pantanos.


Busco
entre las fieras
un destino.
Mejor no tener nada.
Mejor
andar por la vida
como si el mundo
nos perteneciese.
Pisar aquí y allá
quedarse siempre
en el mismo sitio
y volar.

 
Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo"

 

lunes, 12 de mayo de 2014

LA VIDA DEL POETA - XII


                                   Hojas escritas,
                                    invaden,
                                    como estaba previsto,
                                    toda mi vida.

 Mi vida es una vida tranquila.
 Vida donde no es necesario morir para gozar
 y, tampoco, hace falta gozar para morir.
 Intento descifrar todos los misterios.
 Tengo una mente poblada de recuerdos.
 El viaje,
 comprendo,
 es infinito.
 El sol,
 todo soledad,
 todo sombra.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991

domingo, 4 de mayo de 2014

Me tocó la nieve en las espaldas

Querida:
Me tocó la nieve en las espaldas,
una palmada alegre cariñosa,
me sentí acariciado por mi madre,...
fui feliz.

La nieve me tocó el corazón.
Anochece y del día,
sólo me queda el recuerdo de la bruma.
Así de frágil fue todo esta mañana:
nieve y carmín.
Deletreamos con cuidado cada uno su nombre:
Yo soy la Blanca Nieve de tus sueños.
La pétrea belleza del cristal.
marina alondra de los valles.
amiga de la tristeza de la muerte.
Yo tuve ganas de decirle:
Soy el poeta, el grande,
el creador de la palabra Mujer
y no le dije nada.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987